Huye

Yo solo corrí. Huí. Me deje llevar por un impulso, vano, vacío, sin fundamento.
El dolor insoportable, la mente inestable, el mundo inseguro y yo confundida. Se apodera de mi esa criatura idiota y estúpida que solo quiere gritar. Un nudo en la garganta me impide respirar y el alma desea abandonar del cuerpo escapar de la lucida mente y liberarce del caos en el que se encuentra.

Se abren nuevas heridas y las viejas vuelven a sangrar. Ese futuro color blanco, sin derecho ni revés, nublado y no muy claro me hace navegar en la noche en busca de respuestas a preguntas que no existen. Mi mal de mortalidad aumenta con cada paso y lentamente el pánico se apodera de mi hasta dejarme sola con un jadeo eterno.
Donde esta mi dosis de adrenalina?
Que alguien acabe con el dolor y los gritos sofocados en mi garganta.

Ya, sola en mi refugio, mi santuario, miro al cielo, tratando de apagar mi respiracion entrecortada, para al fin víctima del agotamiento, caer dormida.
Despierto con la seguridad de que todo sigue igual. Mi vista se empieza a nublar, esta vez culpa de las lágrimas que no dejan de salir. La ira reprimida hace su aparición, y me hace desaparecer en el laberinto de mi mente.